martes, 10 de junio de 2008

Mi celular (otra vez)

El domingo después de que se me pasó el trauma de la inundación (no me creen que fue duro, pero ya los quisiera ver despertar a las 7:30 am y ver la mitad de su cuarto lleno de agua), me fui a pasear, había algo que quería hacer desde hace casi 1 año, pasear en mi camioneta. Algunos no saben, pero hace mucho choqué mi camioneta, después de un largo y difícil juicio lleno de traiciones y golpes bajos la justicia impuso el orden y salí digamos bien, pero empecé poco a poco a arreglar mi camioneta, después de casi un año y medio que entró al primer taller, el viernes por fin quedó a mi gusto, tenía que ir a probarla, mi amiga de batallas y aventuras (por cierto que aventuras) pedía carretera, su motor exigía ser presionado, se escuchaba ese dulce ronronear que solo los hombres escuchamos de los carros que nos dicen: písale, písale fuerte... y mi camioneta quería que le pisara, y le pisara bien, pero bueno, el viernes y sábado tuve mucho trabajo y no me di tiempo, pero el domingo era el día indicado, me dirigí a la carretera que lleva a mora y después a puga, después de pasar por la cantera (por los clavos de Jesús Cristo, como han construido casas por allá, y todas feas) rebasé unos camiones y empecé a sentir el aire en mi cara... ese reencuentro de máquina y hombre estaba resultando excelente, además con excelente compañía, pues apenas llegué a la entrada de Francisco I. Madero y me di la vuelta, quería llegar a un punto donde cruza el tren para tomar algunas buenas fotos, llegué casi a tiempo, apenas pasaba la maquina, ahí mismo saqué mi cámara y quise tomar las fotos desde el techo de mi camioneta, pero ocupaba algo en que apoyar la cámara, así que hice algo que acostumbro a hacer, puse mi celular de base y tomé dos fotos que la verdad ni me gustaron, esperé que el tren pasara y seguí adelante... con cada revolución del motor se revolucionaba también mi pecho, realmente la estaba pasando bien, diario recorro la mitad del libramiento de Tepic, pero nunca pasamos de los 80 km. por fin mi camioneta recibía sus tan ansiados 120 km/h... así nos seguimos de largo hasta Puerta del Sol, donde llegué a comprar un refresco a una tienda... en ese momento, al sacar el dinero de mi bolsa me quedé pasmado... y me pregunte: ¡¿ y mi celular?!... en mi bolsa no estaba... así que fui corriendo a mi camioneta y lo buscaba y lo buscaba... y nada... pensé: "¡la méndiga parada del tren!" y dije, ahora sí ya valió mamá, no me iba a regresar por él, así que ya resignado pedí que me marcaran a mi celular... y moles... ¡que suena! y yo lo buscaba y lo buscaba y nada, pero lo seguía oyendo sonar... entonces que me asomo al techo de mi camioneta....








Con Dios de testigo les digo: fueron casi 20 km. y mi celular no se cayó... ¡aunque usted no lo crea! la verdad es que yo estaba muy asombrado... pero eso muestra dos cosas: 1. a mi celular le gusta la velocidad y 2. Yo soy muy chingón para manejar... jajajajajaja.

Hace mucho que no recomendaba música, hoy les recomiendo las dos canciones que me hicieron excelente compañía en el viajecito: Jump, de Van Halen y My Sharona de The Knacks, ambas son bandas viejitas pero con muy buenas canciones.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

orales! no estará embrujado tu celular? no es como algunos objetos macabros que salen en las peliculas, de esos que por más que los quieras perder no se pierden? pero lo mas seguro es que le caigas bien a tu cel y te tenga ley? suerte hermano

Anónimo dijo...

No cabe duda ese celular tiene algo, fijate nomas lo que escribiste ¡hasta de dios te acordaste! yo que tu me lo colgaba del pescueso, es el de la buena suerte, anda a comprar un melate y envuelve el cel un rato en el a lo mejor te lo sacas
jajajajajajja