martes, 13 de mayo de 2008

El Ipod IV

Las vueltas que da la vida me llevaron a participar en producciones de cine del joven cineasta nayarita Sergio Tovar y por tal motivo para la producción de CKL tuve que viajar a México Distrito Federal para hacer mi chamba de productor de audio, como todavía no había escarmentado tuve el descaro de volverme a comprar otro reproductor de cds, la nueva condición de compra no tenía nada que ver con la marca, o los audífonos y mucho menos con el radio digital, análogo, en español o ingles, estábamos en el nuevo milenio, el año 2001, la nueva era, todos éramos felices porque el mundo no se había acabado en el 2000, las computadoras no colapsaron, al contrario seguían imponiéndose como parte principal de nuestra vida, le habían dado al mundo los MP3s, ¡MP3s! ese era el siguiente paso, un discman que reprodujera MP3, así que escoltado por mi amigo el Chepe, nos dirigimos a la plaza Meabe, lugar donde se concentran fayuqueros vendedores de electrónicos muy cerca del centro histórico de la Ciudad de México, nuevamente mi presupuesto no era muy amplio, así que compré un discman marca Panasonic, otra vez hubo problemas con el precio y el vendedor, solo que ahora al que se iban a hacer wey era a mi… pero nos dimos cuenta y pagué el precio correcto. Al otro día de que lo compré viaje del DF a Puerto Vallarta y las ocurrentes letras de TANG amenizaron mi traslado. Si mal no recuerdo el discman lo compré en mayo… en septiembre mi entonces socio Pablo contrajo matrimonio y se llevó mi discman Panasonic reproductor de mp3 a su luna de miel, “que pa’ acompañarse en el carro…”, el asunto es que nunca lo volví a ver… a mi discman por supuesto, al Pablo lo seguí viendo casi diario y hasta la fecha, pero del discman solo llegué a escuchar leyendas urbanas que se transmiten de boca en boca que decían que había caído en una hielera llena de hielos derretidos y que cuando salió nunca volvió a ser el mismo (pues no ya no prendió). Así que nuevamente y con ayuda de terceros, me quedé sin reproductor musical, pero ese si me lo pagaron, pero me gaste el dinero, ya ni me acuerdo en que…

Hoy los invito a escuchar una canción de una de las joyitas rockeras nayaritas, y es la canción que más escuché en aquel discman que murió ahogado: la rolita es te TANG y se llama Biscocho, de su álbum Perro Malo, chéquenla aquí: http://www.myspace.com/tangrock

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ya... al corriente de tus narrativas ilustrativas, acerca de la evolución de la tecnología no tan mágica como muchas personas desearían.
Es preciso señalar, que aún con los errores ortográficos y sintácticos, tu blog, sigue siendo la onda.
Tienes talento... para muchas cosas (algunas muy sabrosas, jajaja), pero remitámonos a tu talento de escritor, aún incipiente, sigue en desarrollo y mejorando.
Nos vemos Angelito...