viernes, 9 de mayo de 2008

El Ipod II

Después de aquellos dos desafortunados aparatos, cuando salí de 2° de secundaria me mandaron de vacaciones en verano al DF con mi tía Layla, y entre muchas otras cosas que me compré quise un walkman, ahora sí lo único que quería era que se oyera bien y tuvieran audífonos chiquitos. Como buenos chilangos ella y su novio me llevaron a Tepito a comprar ahí un walkman bueno, bonito y barato. Llegamos al famosísimo tianguis defeño y buscamos un expendedor de fayuca que entre sus productos tuviera walkmans… llegamos con uno, y en ese tiempo era cuando Sony sacó al mercado sus walkmans amarillos con gris, que entre otras gracias eran sumergibles en el agua, aparte tenían memorias para el radio (radio en español por supuesto) entonces muy educadamente le pregunté al dependiente, “oiga en cuanto sale este…” señalando el citado aparato; “170” contestó el dependiente, mi presupuesto era de $200,000 pesos para el walkman nuevo, ok le dije, y le di el dinero, puso el aparato en una bolsa y me lo entregó, feliz con mi adquisición estábamos a punto de retirarnos, cuando al novio de mi tía se le ocurre preguntar: ¿oiga y no le puede dar mejor este en lugar del que se llevó? Señalando un walkman Sony de otro color, que de hecho tenía mejor vista que el que yo llevaba, y el señor contestó: “No es que ese es más caro sale en $370,000 le faltarían $100,000 para completar…” y entonces el novio de mi tía dijo: ¡¿cómo que $100,000?! ¿Qué no me dijo 270,000 por el otro? Y el vendedor todo sorprendido todavía con el dinero en la mano me dice: ¡no! ¡le dije doscientos setenta! ¿pos cuanto me dio? Y yo todo inocente, sorprendido y espantado le dije: “ciento setenta…” a lo que el vendedor estirando la mano para quitarme el walkman dijo: “no este cuesta 270,000 si quieres más baratos tengo estos de $150,000” unos walkmans marca AIWA que tenían radio análogo y unos audífonos todos feos… pues ya totalmente encabronado regresé el walkman Sony y agarré el que me dio el fayuquero, y no hablé como en 2 horas, atravesé toda el Distrito Federal en metro enojado con la vida, con el fayuquero que no hablaba bien, pero más que todo con el menso y metiche novio de mi tía… ese walkman si me duró un buen tiempo, y hasta eso se oía bien… y como el anterior entregó su vida a la ciencia y la investigación, una vez lo desarmé a ver cómo era por dentro y ya no lo pude volver a armar. En una siguiente entrega les platicaré de mi entrada al mundo digital.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gordoooo¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡....
Me quieres hacer la competencia vrdd.?... quieres ser todo un dramaturgo....es mas...te presto mi taza............
Cuidtae muchoooo...espero q siempre estes muy biennn.....
Lindo dia para ti...Suerte